Sociedad gy mikimomo I Aeza6pR 02, 2010 46 pagos l. La Cultura Política: los Conceptos Fundamentales Toda sociedad construye una forma de representarse al mundo y de explicarse los distintos fenómenos tanto naturales como aquéllos en los que interviene el hombre. La cultura es el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres, mitos y rituales que se transmite de generación en generación, otorgando identidad a los miembros de una comunidad y que orienta, guia y da significado a sus distintos quehaceres sociales.
La cultura da consistencia a una sociedad en la medida en que n ella se hallan condensadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se reconoce a si misma en lo que le es propio. La politica es el ámbito de la sociedad relativo a la organización del poder.
Es el espa declsiones que PACE 1 oras tienen proyección so l, e s efine cómo se distribuyen los biene e una , que le toca a cada quién, cómo y cuánd Los valores, concepci orientan hacia el ámbito específicamente político, es decir, el conjunto de elementos que configuran la percepción subjetiva que tiene una oblación respecto del poder, se denomina cultura política.
La noción de cultura política es tan antigua como la reflexión misma sobre la vida polítlca de una comunidad. para referirse a lo que hoy llamamos cultura política, se ha hablado de personalidad, temperamento, costumbres, carácter nacional o conciencia colectiva, abarcando siempre las dimensi Swipe to vlew next page dimensiones subjetivas de los fenómenos sociales y políticos.
Dicho de otra manera, desde los orígenes de la civilización occidental ha existido una preocupación por comprender de qué forma la población organiza y procesa sus creencias, Imágenes percepciones sobre su entorno político y de qué manera éstas influyen tanto en la construcción de las instituciones y organizaciones políticas de una sociedad como en el mantenimiento de las mismas y los procesos de cambio.
La cultura política de una nación es la distribución particular de patrones de orientación sicológica hacia un conjunto específico de objetos sociales los propiamente polticos entre los miembros de dicha nación. Es el sistema político internalizado en creencias, concepciones, sentimientos y evaluaciones por una población, o por la mayoría de ella. En última instancia, el referente central de la cultura política es el conjunto de relaciones de dominación y de sujeción, esto es, las relaciones de poder y de autoridad que son los ejes alrededor de los cuales se estructura la vida política.
Es el imaginario colectivo construido en torno a los asuntos del poder, la influencia, la autoridad, y su contraparte, la sujeción, el sometimiento, la obediencia y, por supuesto, la resistencia y la rebelión. Así, la pregunta sobre la cultura politica pretende indagar cómo percibe una población el universo de relaciones que tienen que er con el ejercicio del mandato y la obediencia, y cómo las asume, qué tipo de actitudes, reacciones y expectativas provoca, y de qué manera éstas tienen un impacto sobre el universo pol[tico.
Ese código subjetivo que con forma la cultura política abarca de 2 OF universo político. Ese código subjetivo que con forma la cultura política abarca desde las creencias, convicciones y concepciones sobre la sltuación de la vida política hasta los valores relativos a los fines deseables de la misma, y las inclinaciones y actitudes hacia el sistema político, o alguno de sus actores, procesos o fenómenos olíticos específicos. El término cultura política ha pasado a formar parte del lenguaje cotidiano en las sociedades contemporáneas.
En la prensa, en los medios electronicos de comunicación y hasta en conversaciones informales, con frecuencia se hace referencia a la cultura política para explicar las actitudes, reacciones o incluso el comportamiento en general de una población. Cuando no se encuentran elementos que puedan explicar diferencias entre sociedades, suele recurrirse a la noción de cultura política. Empero, la frecuencia con que se utiliza el término y lo amiliarizada que está la opinión pública con él no implica que se comprenda cabalmente su significado.
En la medida en que un concepto que pretende ser una herramienta de conocimiento, es decir, que persigue designar y aprehender con precisión algún fenómeno de la realidad, se va utilizando cada vez más y en forma más amplla, va adquiriendo implicaciones y sufriendo ajustes, de suerte que no es raro que al popularizarse su empleo vaya diluyéndose su significado original, perdiendo sustancia y, eventualmente, capacidad explicativa. Esto le resta potencialidades analíticas y lo convierte en una «categoría esidual», es decir, en una categoría que se emplea para explicar prácticamente cualquier cosa.
En cierta manera, esto ha sucedido con el concepto de 3 OF para explicar prácticamente cualquier cosa. En cierta manera, esto ha sucedido con el concepto de cultura política porque es fácil de usar y tiene una proclividad a la generalización. La cultura política se diferencia de otros conceptos igualmente referidos a elementos subjetivos que guían la interacción de los actores sociales en el campo de las relaciones de poder por su alcance y perdurabilidad.
No se confunde, por ejemplo, on el concepto de ideología política, porque éste se refiere a una formulación esencialmente doctrinaria e internamente consistente que grupos más o menos pequeños de militantes o seguidores abrazan o adoptan y hasta promueven concientemente (ideologías liberal, fascista, conservadora, etc. ). La ideolog(a poltica se refiere más a un sector acotado y diferenciado de la población que a ésta en su conjunto, como lo hace la cultura política, que tiene una pretensión general y nacional.
De ahí que se hable de la cultura política del francés, del norteamericano, del mexicano, etc. , aunque se reconoce la xistencia de subculturas que conviven dentro de la gran cultura Política. A diferencia de la actitud política, que también es una variable intermedia entre una opinión (comportamiento verbal) y una conducta (comportamiento activo), y que es una respuesta a una situación dada, la cultura política alude a pautas consolidadas, arraigadas, menos expuestas a coyunturas y movimientos específicos por los que atraviesa regularmente una sociedad.
En cambio, la actitud política es una disposición mental, una inclinación, organizada en función de asuntos políticos particulares que cambian a menudo. Las actitudes políticas son un compone 4 OF función de asuntos politicos particulares que cambian a menudo. Las actitudes politicas son un componente de la cultura política, pero ésta no se reduce a aquéllas. Dado que es un concepto esencialmente sicológlco, la cultura política también se diferencia claramente del comportamiento polltico.
Este último se refiere a la conducta objetiva que de alguna manera es expresión de la cultura política. Y es que la cultura política es un componente básico del juego político porque filtra percepciones, determina actitudes e influye en las odalidades de la actuacion o el comportamiento políticos. Con el propósito de rescatar la dimensión real del concepto de cultura política, es importante interrogarse acerca tanto del contexto historico en el que surgió como de la tradición en la que se inscribió y los objetivos que persiguió. II. Los Orígenes del Concepto de Cultura Política 1. I. 1 .
LA CORRIENTE CONDUCTISTA A pesar de lo antigua que es la noción de cultura política, el concepto propiamente dicho fue acuñado por la ciencia poltica norteamericana a mediados de los años cincuenta del presente iglo, en cierta medida como alternativa al concepto de ideología dominante de la escuela marxista, y por lo tanto a su enfoque particular sobre la incidencia de las creencias, referentes simbólicos y actitudes sobre la Política Inscrita dentro de la corriente teórica conductista, que enfatizaba la necesidad de construir unidades de análisis referentes a la conducta humana que sirvieran de base común para diseñar ciencias especializadas, esta perspectiva analítica planteaba considerar y explicar las conductas políticas desde la óptica de una concreta forma OF lanteaba considerar y explicar las conductas políticas desde la óptica de una concreta forma de organización institucional. El objetivo último de la perspectiva conductista era elaborar teorías con fundamentación empírica que fueran capaces de expllcar el porqué los seres humanos se comportan de determinada manera. El enfoque conductista inauguró la perspectiva sicocultural para el estudio de los fenómenos políticos.
De acuerdo con los propulsores de la cultura política no sólo en cuanto concepto, sino en cuanto perspectiva anal[tica propiamente dicha, su importancia teórica radica en que permite enetrar en los supuestos fundamentales que gobiernan las conductas políticas. En este sentido, es un concepto enlace porque la cultura política es el patrón que surge de la distribución social de las visiones y orientaciones sobre la política y que se manifiesta exteriormente en las conductas o comportamientos políticos. Con el concepto de cultura política se intentó llenar el vacío entre la interpretación sicológica del comportamiento individual y la interpretación macrosociológica de la comunidad política en cuanto entidad colectiva, poniendo en relación las orientaciones icológicas de los individuos su comportamiento propiamente dicho con el funcionamiento de las instituciones políticas.
En cuanto enfoque de tipo conductista, el de la cultura política plantea que en toda sociedad existe una cultura política de tipo nacional en la que están enraizadas las instituciones políticas y que es un producto del desarrollo histórico, que se transmite de generación en generación, a través de instituciones sociales primarias como la familia, la iglesia, 6 OF generación en generacion, a través de instituciones sociales primarias como la familia, la iglesia, la escuela, y mediante un roceso denominado socialización. En cambio, para una perspectiva como la marxista, el conjunto de creencias, valores y actitudes que comparte la mayoría de una sociedad (ideología dominante) es producto del esfuerzo declarado de las clases dominantes por imponer sus códigos valorativos a través de medios formales de transmisión de los mismos, como los medios de comunicación o el sistema educativo, con el propósito de legitimar su poder económico y social.
La transmisión de dichos códigos se denomina, en este caso, adoctrinamiento, porque subraya la intencionalidad el proceso y rechaza cualquier pretensión de una visión o interpretación neutral como la que sostiene el enfoque conductista. 1. 1. 2. EL PROCESO DE MODERNIZACION El concepto de cultura política nació ligado al tema de la modernización, esto es, al problema de la transición de una sociedad tradicional a una moderna y al de los efectos que dicho proceso genera sobre las relaciones de poder. De hecho, el planteamiento básico del que parte es el de la dicotomía que distingue la cultura occidental (moderna) de la no occidental (tradicional). Las teorías de la modernización son, de hecho, los ntentos más explícitos de definición del fenómeno de la cultura política, esto es, son las que mejor explican por qué y cómo se acuñó dicho concepto.
La distinción entre tradición y modernidad ha sido crucial para el análisis de las culturas pol[ticas de las naciones en proceso de desarrollo, que fueron esencialmente los casos que provocaron la construcción del enfoqu desarrollo, que fueron esencialmente los casos que provocaron la construcción del enfoque sobre la cultura política. De acuerdo con sus teoricos, la modernización arranca con la introducción de la tecnología al proceso productivo y va compañada principalmente de movimientos de industrialización, urbanización y extensión del empleo de los medios de comunicación y de información, redundando en el aumento de las capacidades de una sociedad para aprovechar los recursos humanos y económicos con los que cuenta.
El incremento en los bienes, satisfactores y recursos que pone en circulación el proceso de modernización genera necesidades y aspiraciones sociales que antes no existían y una expansión de opciones de vida. Genera, en suma, una verdadera «revolución de expectativas crecientes». Todos estos cambios chocan con las estructuras y relaciones pollticas vigentes, dando lugar a desajustes y conflictos que amenazan la estabilidad del orden político establecido. Dicho de otra manera, los cambios a los que se ve sometida una sociedad en modernización se extienden más allá de las fronteras del ámbito economico donde se origina. La explosión de aspiraciones, de no hallar canales adecuados para satisfacerse, da lugar a presiones que amenazan la estabilidad de los sistemas pollticos.
El desafío al que se enfrentan las sociedades en proceso de modernización consiste en poder emprender su orrespondiente transformación institucional, es decir, en lograr establecer nuevas estructuras políticas y, por tanto, nuevas relaciones de poder, capaces de recoger las demandas de las fuerzas sociales surgidas del proceso de transformación social. La modernización 8 OF de las fuerzas sociales surgidas del proceso de transformación social. La modernización trastoca también los patrones tradicionales de identidad comunitaria y de integración social. La nueva distribución demográfica y la apertura del abanico social que originan los desarrollos industrial y urbano conllevan una uiebra de los principios, valores y normas tradicionales que antaño vinculaban a una población en lo social, lo cultural y lo pol(tico.
Los viejos lazos étnicos, religiosos o de parentesco, propios de sociedades tradicionales, van perdiendo poco a poco sus facultades integrado ras e identificadoras, exigiendo ser reemplazados. De tal suerte, las presiones de la modernización sobre los sistemas polítlcos no se limitan a reclamos de reivindicaciones materiales, sino que incluyen demandas relacionadas con conflictos normativos y valorativos. El reto planteado por el tránsito modernizador implica, además de a instauración de una nueva estructura política que absorba las demandas y expectativas que van floreciendo, proporcionar un código capaz de restituir la fuente de solidaridad resquebrajada.
Se trata de construir una estructura política capaz de responder a las nuevas demandas de los actores sociales y un nuevo código moral y de representaciones válido para el conjunto de la sociedad. Dado que las sociedades más desarrolladas, que se habían modernizado de manera temprana, lograron superar los desajustes propios del proceso, sus esquemas políticos constituyeron el modelo para los países en vías de modernización. De acuerdo con los teóricos de la modernización, el sistema democrático representativo había probado ser el más apropiado par la modernización, el sistema democrático representativo había probado ser el más apropiado para adaptar las sociedades industrializadas y urbanizadas a los cambios experimentados. or su parte, las sociedades en proceso de modernizaclón habían adoptado el modelo constitucional de la democracia liberal, reivindicado como universalmente válido, pero en la práctica se habían establecido como sistemas más o menos autoritarios. Parecía claro que no era suficiente que hubiera uenas constituciones para asegurar un gobierno democrático. ¿Qué impedía, entonces, que funcionaran las instituciones democráticas previstas por la ley? El problema no era, pues, un asunto de estructuras formales, sno del desempeño o comportamiento efectivo de las mlsmas, lo cual obligó a voltear los ojos a la base cultural de tales estructuras.
Dicho de otra manera, los sistemas de gobierno debían contar con una cultura política adecuada, esto es, valores y símbolos referentes al campo de la política que estuvieran lo suficientemente socializados entre la población. Tras la idea de cultura política existe, pues, el supuesto implícito de que las sociedades necesitan de un consenso sobre valores y normas que respalde a sus instituciones políticas y que legitime sus procesos. De acuerdo con lo antenor, una cultura politica democrática es pilar fundamental de un sistema democrático estable; en otras palabras, para que éste funcione de manera permanente es necesario que se construya un patrón cultural identificado con los principios democráticos. La importancia de la cultura política y su conexión con la estabilidad politica y el desempeño gubernamental se hace más que evidente