La política es un gran invento

La política es un gran invento gy LauraMcIissa-PcrezArteta I $eopa,1R 15, 2016 5 pagcs La politica es un gran inventol Raúl Conde La ventaja de que el pueblo haya situado en las Instltuciones a tantos gobernantes sin experiencia en la gestión pública es que, en teoría, pueden oxigenar las poltronas con un estilo alejado del comportamiento tribal que guía a los políticos de siempre. La desventaja es que tal vez hallarán más dificultades a la hora de fijar las prioridades, confundir una administración con una plataforma y no distinguir el activismo de la acción de gobierno.

La llegada a la política isma no es una no Fuentes Quintana; Fe se marcó un tanto d sus gobiernos a figur Soria o Ángeles Gon rafesional de ersonajes ajenos a la Suárez trajo a ors nue Ve Garzón; y Zapatero ando fichó para olina, Bernat oso Aznar nombró ministros a Birulés o Piqué. La novedad que aportó el 24-M es el aterrizaje de tantos alcaldes procedentes del activismo social. Es decir, de la base, no de las élites. Quizá conviene aclarar que ser «Independiente» no significa estar vacío de ideología. ?ngel Gabilondo no milita en el PSOE, pero no puede considerarse independiente porque su vinculación con ste partido es nítida. Tampoco ser un político experimentado prejuzga una mayor garantía de eficacia: los muy experimentados gestores del A Swlpe to vlew next page Ayuntamiento de Madrid durante 24 años, todos del PP, han dejado la institución en quiebra, con 6. 500 millones de deuda y con una maraña de contratas, subcontratas y más contratas que lastrará el gobierno en esta ciudad para las próximas tres décadas.

Los alcaldes elegidos al calor de las listas de «unidad popular» tampoco pueden considerarse independientes, aunque si ajenos a las estructuras orgánicas que tradicionalmente han regido tanto os dos grandes partidos como los minoritarios. Sin embargo, lo que en principio parecía un saludable ejercicio de renovación institucional puede acabar como el rosario de la aurora si los diferentes ediles no son capaces de basar su labor en la estrategia y en la organización. No basta con comunicar mejor.

Acaso deberían trazar una línea clara que les permita acabar la legislatura con media docena de objetivos esenciales. La campechanía y la espontaneidad sirven para ganar elecciones, pero no para gobernar. Gaspar Llamazares, que sabe más por viejo que por diablo, decía l otro día en Twitter que «una cosa es estar en el punto de mlra de la derecha y otra no dejar de cometer errores y sobreactuar como si fueran aciertos». Y añadió: «hay cosas prioritarias como el rescate social o la regeneración democrática, y otras que pueden esperar a las elecciones.

Política» Ambas ideas están cargadas de sensatez y los alcaldes de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz y las capitales gallegas debe RI_IFS sensatez y los alcaldes de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz y las capitales gallegas deberían estamparlas en el frontispicio de sus despachos. Política. Es lo que reclamaba Llamazares y es lo que fa ta porque tal vez muchos de los que han accedido a los ayuntamientos consideran que la autogestión voluntariosa sustituye a la acción politica ordenada.

O porque piensan que cualquier atisbo de incurrir en ésta supone pervertir la promesa de no convertirse en casta. O porque no han leído bien a Gramsci, cuyo concepto de la hegemon(a poltica se nutría precisamente de una estructura muy definida a la hora de aprovechar el poder inmovilizador de la cultura. La izquierda española tiene un problema si la nueva izquierda e empeña en anteponer la anécdota a la categoría.

Porque eso implica que ni siquiera los pasos dados en la buena dirección terminan llegando a la ciudadanía ni ésta los percibe como una palanca real de cambio. Es lo que le ha ocurrido a Manuela Carmena desde su toma de posesión: rodeada de un equipo imberbe, ha dado muestras vacilantes tanto en el caso Zapata como en el de la web VO, una polémica artificial alrededor de una página que será mala o buena pero no que no conculca, como se ha dicho en algunas tribunas, la libertad de prensa.

En cambio, nadie o casi nadie habla del principio de acuerdo con a banca para aprovechar su parque de viviendas sociales, ni de la extensión de los comedores de verano, n 31_1fS aprovechar su parque de viviendas sociales, ni de la extensión de los comedores de verano, ni de la paralización de la venta de más de 2. 000 viviendas sociales a fondos buitre, ni de la regeneración incipiente en Ifema, ni la decisón de auditar la gestión económca del Ayuntamiento, ni del plan de choque para la limpieza viaria.

Nadie o casi nadie habla de todo eso, entre otras cosas, porque nadie o casi nadie del Ayuntamiento de Madrid sale a contarlo on criterio y énfasis. Tampoco la alcaldesa. Algo parecido ha ocurrido en Barcelona, aunque con matices. El primer teniente de alcalde de Ada Colau, Gerardo Pisarello, convoca a la prensa para retirar el busto del rey emérito, pero es incapaz de explicar con claridad la firma del acuerdo del Mobile World Congress o la decisión -acertada y razonable- de aplicar una moratoria en las licencias hoteleras en una ciudad masacrada por su propio modelo turístico.

Tampoco el alcalde de Cádiz, Kichi González, parece muy acertado cuando acude a batallar con la Policía para parar un desahucio. ?Dónde acaba la faceta de activista y empieza la de alcalde? ¿Su objetivo ahora, precisamente, no deber(a consistir en cambiar la legislación para que la Policía no termine forzando ejecuciones por desahucio por imperativo judicial? La principal virtud de las fuerzas emergentes ha sido su capacidad de construir una alternativa atractiva.

Ahora hay que pasar de la poesía a la prosa gestionando no sólo 406 S una alternativa atractiva. Ahora hay que pasar de la poesía a la prosa gestionando no sólo el presupuesto público, sno hacerlo tras marcar unas directrices políticas claras. Es injusto extraer conclusiones precipitadas: queda mucha legislatura. Es injusto pedir soluciones a todo en menos de cien días. Es injusto también el trato sesgado de la prensa que manosea lo frívolo o accesorio y aleja el foco de lo relevante.

Es injusto escudriñar hasta la náusea el historial tuitero de un tipo que luego fue nombrado edil de barrio y, al mismo tiempo, ser condescendiente con quien, en su alegre pubertad, se refa de las fosas del abuelo. Es injusto observar con lupa cada paso de Carmena mientras no sabemos a qué dedica el tiempo Cifuentes desde que ejerce de presidenta madrileña. Todo eso es injusto, sí. Y hasta obsceno. Pero quizá también era previsible.

Un viejo axioma de los politólogos norteamericanos sostiene que en política siempre hay que atacar porque cuando no atacas, es que te defiendes. La mayoría de los nuevos alcaldes, hasta ahora, han dedicado más tiempo a defenderse que a atacar. Esto explica que no hayan podido evitar, incluso ante su parroquia, una cierta sensación de indefinición y de parálisis. Atacar significa llevar la iniciativa porque es el poder quien está en mejores condiciones de hacerlo. Atacar significa hacer política SÜFS