Historuia

Historuia gy curdincesar Aexa6pp 2010 4 pagcs TEORIA DE LA ILUMINACIÔN I Agustín perteneció a una corriente histórica, una tradición: el platonismo. Pero al mismo tiempo intentó profundizar, mediante las categorías filosóficas, su comprensión del dogma cristiano. Como buen platónico, consideraba que el conocimiento es la aprehensión de un objeto que no cambia. Las verdades, a las que accedemos por el pensamiento, son puramente inteligibles, necesarias, inmutables y eternas. Como buen cristiano, Agustín tenía serias dificultades para explicar la presencia en el alma umana de estas verdades.

Si afirmamos que nuestro conocimiento proviene de las sensaciones, ¿cómo explicar que de la percepción de estos objetos mudables y pasajeros obtengamos verdades inmutables y eternas? Incluso nosotros mismos no podemos ser el origen de estos conocimientos verdaderos, porque también som bles. Por otro lado, PACE 1 ora sería contrario a la fe istl la afirmación de la pr xisten alma adquirió el con mundo inteligible ant c o lo hacía Platón— a teniendo que el contemplarlas en el gustin explicaba la presencia en el alma humana de esos contenidos inmutables y ternos mediante su «Teoría de la Iluminación».

El siguiente cuadro presenta en forma esquemática dicha teoría. Debajo del mismo se encuentra una breve explicación. Creador Dios es —según I SWipe page las Sagradas Escrituras—, «El que es» (Éxodo 3,14); Dios es el ser mismo. Influido por la tradición platónica, Agustín entendía al ser como «mismidad», como inmutabilidad. Lo que más merece el nombre de «ser» es lo que no cambia, lo que permanece siempre igual, lo que no transita el paso del ser al no ser y del no ser al ser. r eso Dios es aquel de quien se puede predicar con mayor propiedad el ser, porque es lo único inmutable. Criaturas Todo lo demás es contingente y mudable, podría no haber existido nunca y, una vez que existe, se halla sometido al cambio. SaIto ontológico En Platino se da un salto ontológico (o hay un abismo ontológico de separación) entre el Uno y lo múltiple. En Agustín esta línea demarcatoria se encuentra entre el Creador (necesario e inmutable) y lo creado (contingente y mudable). Esto tiene una importancia crucial para la teoría del conocimiento de ambos.

En Platino, las ideas están en el Nous, que es el primer dios, el primer ser que procede del Uno, y que se halla por tanto en el ámbito de la multiplicidad, el mismo en el que se encuentra el alma humana. De que para Plotino, como para Platón, el hombre conoce por con-naturalidad: él, que es el dios inferior, conoce las ideas en el más alto de los dioses, el Nous. En Agustín, por el contrario, las ideas son consustanciales a Dios y se hallan, por lo tanto, del otro lado de la línea. El alma humana entonces no puede acceder a ellas por sí misma. ??Cómo podría la criatura, contingente y mudable, a entonces no puede acceder a ellas por sí misma. ¿Cómo podría la criatura, contingente y mudable, acceder a las Ideas, necesarias e inmutables? Padre Dios, que es uno, se despliega sin sucesión de tiempo o de naturaleza, pero no sin orden de origen, en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Verbo La segunda persona de la Santísima Trinidad, llamada Hijo o Verbo, procede del Padre (esto es lo que indica la flecha que se observa en el cuadro). Ideas El Verbo contiene los modelos arquetípicos de todos los seres osibles.

Estos modelos son las Ideas. Éstas, a diferencia de las Ideas de Platón, que eran substantes (existían en sí mismas), son consustanciales a Dios y, por tanto, increadas, inmutables y eternas. Creación libre Por su mutabilidad, las cosas proclaman a cada momento: «No nos hemos hecho a nosotras mismas, es Él quien nos ha hecho. » De Dios les viene todo el ser que poseen. Él las ha creado de la nada porque así lo ha querido. Las cosas no proceden de Dios por necesidad, como sí ocurre con el Uno de Plotino. Dios es libre y podría no haber creado el mundo.

Todo fue creado por el Padre a través del Verbo, que es quien contiene las ideas de todas las cosas. Alma Entre las criaturas, las más perfectas son los ángeles y luego siguen los hombres. Como teólogo, Agustín no dudaba en afirmar que el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, pero, como filósofo inmerso en la tradición platónica, no lograba desprenderse de una antropología que termina identificando al hombre 3Lvf4 que termina identificando al hombre con su alma. Y en ella encuentra el hombre la verdad, que está en el alma y trasciende al alma. «No busques fuera. Vuelve hacia ti mismo.

En el intenor del hombre habita la verdad. Y si hallas que también tu propia naturaleza es mudable, trasciéndete a ti El alma necesita de las ideas para conocer. Las ideas son consustanciales a Dios. El alma no puede por si misma elevarse hasta Él. El salto ontológico que separa al Creador de las criaturas hace imposible que el alma transite ese camino. «B» Iluminación «Todo cuanto el entendimiento encuentra ser verdadero, no se lo debe a si mismo. » La verdad se irradia desde Dios sobre el espíritu del hombre. Esta iluminación no es sobrenatural, no constituye un echo excepcional o un milagro, sino que se da naturalmente.

El capítulo primero del Evangelio de Juan le sirvió de inspiración a Agustín para la formulación de esta teoría. En él se lee que «El Verbo es la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo». Así explicaba Agust[n por qué el alma (contingente y mudable) tiene acceso a las ideas eternas e inmutables. En esta luz el hombre piensa y conoce el mundo. Y esas ideas que le permiten al hombre pensar no tienen en él su fundamento, no son propiedad de la mente humana sino que pertenecen a Dios y tienen en Él su fundamento.