El hábito es nada más que la repetición de un acto con una determinada finalidad. Todas las funciones orales pueden ser ejercitadas de forma correcta en la época adecuada pero nos vemos enfrentados con frecuencia a ayudar cuando los padres piden consejo profesonal para el manejo de hábitos orales que por alguna razón son «inconvenientes» o francamente deletéreos.
Algunos hábitos con el correr del tiempo pueden volverse indeseables y perjudiciales al correcto desarrollo de las estructuras bucales. Los pequeños hasta a roxmadamente los dos años de edad, se encuentran en una f isfacción de sus ora la succión es muy necesidades es centr to View importante para ellas Los hábitos bucales ( e, biberón, etc. ) afectan de manera severa el desarrollo normal, no solamente de la posición dental, sino de toda la estructura osea y muscular de la cavidad bucal.
Es de extrema importancia detectar lo más temprano posible si el paciente es portador de un mal habito bucal; SI es así, hay que buscar la manera de detener ese hábito. La ortodoncia interfiere en el hábito utilizando aparatos que bloquean mecánicamente el hábito, impidiendo así el mismo. En asos más avanzados, la ortodoncia sola no es suficiente. A veces necesitamos la intervención de otros especialistas como ser fonaudiólogos, otorrinolaringólogos, y psicólogos.
Los hábitos que alteran la oclusión con mayor frecuencia so son la deglución infantil persistente (hábito de lengua), la succión del pulgar y la respiración oral. La interposición del labio inferior, la onicofagia (morderse las uñas) y ciertos hábitos posturales anormales tienen efectos negativos en los dientes sobre el desarrollo dentofacial. • Chuparse el dedo. • Respirar por la boca. ?? Hábito de lengua. • Morderse las uñas. • Succión del pulgar u otros dedos.
En general los niños usan el hábito como forma de atraer la atención y si esta atención se les presta con una actitud positiva, los resultados pueden ser muy buenos. Como en todos los hábitos anormales las repercusiones que la succión del pulgar tienen sobre las estructuras dentofaciales dependerá de la cronología, intensidad, duración y frecuencia del hábito. En general chuparse el dedo durante los 1 eros. 18 meses no implica ningún riesgo para la dentición y debería considerarse casi fisiológico.
Entre los 18 meses y 4 años el daño se limita al segmento antenor: los dientes sobresalen ligeramente y la mordida se abre. Cuando el hábito persiste más de los 4 años con intensidad y frecuencia significativas los incisivos inferiores empiezan a inclinarse hacia atrás, el labio inferior se interpone entre ellos y los superiores, la lengua se introduce a su vez entre las 2 arcadas manteniendo el círculo vicioso de la mordida abierta.
A estas edades se recomienda la valoración del Odontopediatra El caso de la DEGLUCIÓN ATIPICA, es muy difícil obtener o mantener los buenos resultados en la oclusión y por esto ecurrimos ATIPICA, es muy difícil obtener o mantener los buenos resultados en la oclusión y por esto recurrimos a aparatos de retención clásicos en ortodoncia, pero que comúnmente son invasivos del espacio disponible para la lengua sin percatarnos que esto entorpece la maduración o evolución adecuada de la función lingual porque no tienen el diseño fisiológicamente correcto.
En estos casos recomendamos como retenedores los aparatos funcionales con las siguientes características: – que no cubran el paladar, – que limiten los efectos de la interposición o empuje ingual, – que ayuden al entrenamiento de la posición labial, que lleven elementos que reeduquen la lengua y si es necesario que puedan llevar arcos que mantengan las nuevas posiciones dentarias. El BRUXISMO en niños es relativamente frecuente, para los padres la preocupación es el desgaste dentario y el ruido incómodo nocturno, para el odontólogo el problema es cómo ayudar a neutralizar el desgaste sin frenar el crecimiento de los maxilares.
En muchos casos el bruxismo es una manifestación inocua que ayuda al desarrollo de los maxilares dando los estímulos funcionales masticatorios que están ausentes en la ayor(a de los niños por la baja exigencia de la dieta moderna, los desgastes cuspídeos e incisales en la dentición temporal favorecen movimientos de lateralidad (masticación maseterina) y promueven la aparición de los espacios del desarrollo, la ausencia de dichos desgastes es considerada signo de hipofunción y en muchos casos hay atrofia de los maxilares.
Todos los hábitos oral 3Lvf4 hipofunción y en muchos casos hay atrofia de los maxilares. Todos los hábitos orales no son deletéreos, tienen un manejo clínico, sicológico o mixto dentro de criterios de respeto por a mente del niño y respeto por el desarrollo natural, donde debemos observar los cambios favorables y desfavorables en la oclusión y en el crecimiento de los maxilares, para definir si es necesario interceptar o corregir las secuelas orgánicas y modificar las presiones psicológicas sociales que se ejercen sobre el niño.
El odontólogo tiene la responsabilidad y la oportunidad de ayudar a superar los problemas que estos hábitos acarrean y contribuir positivamente a disminuir la carga psicológica negativa que ejerce el medio ambiente famillar desinformado. El pronóstico del tratamiento odontológico de los niños va a epender primero en la edad. La mejor edad para tratarlos es entre los 5 y 7 años, que ya están lo suficientemente maduros para entender lo que intentamos hacer y pueden cooperar con el tratamiento.
Por otro lado, si ya son niños mayores de 9 años la dependencia es tanta que se complica el pronóstico, pero de nuestro lado está que el niño ya tiene un estímulo estético para el tratamiento ortodóncico y cooperará a dejar el hábito pero el tratamiento puede ser más largo en estos casos. DR. ALFONSO MARIO RUIZ MTZ. DRA. CYNTHIA GALINDO RDZ. 09 DE AGOSTO DE 2009 MONTERREY, NUEVO LEON