ENSAYO SOBRE SIMON RODRIGUEZ

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL «SIMÓN RODRIGUEZ» NUCLEO BARQUISIMETO OF6 p PARTICIPANTE: MAYRA ALVARADO C. k18. 861. 725 CURSO:LENGUAJE Y COMUNICACION FACILITADORA: EDICTH OCANTO ENSAYO: VIDA,OBRA Y PENSAMIENTO DEL MAESTRO SIMON RODRIGUEZ Pedagogo, pensador filosófico, escritor de densas obras de contenido histórico y sociológico, y conocedor a fondo de la sociedad hispanoamericana. Fue maestro y mentor del Libertador Simón Bolívar. Se dice que fue hijo adoptivo de Cayetano Carreño y de Rosalía Rodríguez.

De su infancia, se onoce muy poco. Simón Rodríguez es un niño expósito y su único familiar conocido es su hermano Gayetano.. Instruido inicialmente en una escuela de la ciudad, obtuvo del Municipio de Caracas el título de Maestro de Primaria, a los veinte años. Casi enseguida impartió clases al niño Simón Bolívar, enseñándole los principios de las lenguas española y latina, aritmética e historia. Este era un maestro que enseñaba divirtiendo, según expresión bolivariana.

Su manera de enseñar, distinta a todo lo tradicional, era en el campo, frente a la naturaleza, lo cual ervía para el espíritu, para la fortaleza del cuerpo y para el conocimiento de las cosas que nos rodean. Si está en el aula, entre sus 114 alumnos (setenta y cuatro que pagan y cuarenta gratis, entre ellos nueve expósitos), les da instrucción adecuada a sus edades y les inculca las buenas costumbres y el amor por la libertad. En junio del 1793 se casa con María de los Santos Ronco.

En 1794, presenta al Ayuntamiento sus Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras de Caracas y el medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. Se trata de un planteamiento crítico de la enseñanza colonial. En 1795, cuando el niño Bolivar se fuga de la casa de su tutor, es enviado a vivir en la casa cuando el niño Bolívar se fuga de la casa de su tutor, es enviado a vivir en la casa de su maestro Simón Rodríguez, bajo la tutoría de éste. En 1797, a raíz de ser abortada la tentativa revolucionaria de Gual, España y Picornell, el maestro toma la determinación de salir al extranjero.

Llega a Kingston (Jamaica), donde residirá algún tiempo y cambiará su nombre por el de Samuel Robinson. Luego viaja a los Estados Unidos, vive en Baltimore como cajista de imprenta, hasta finales de 1800, y en abril de 1801 se traslada a Francia. Desembarca en Bayona y pasa a París, donde se residencia. Traduce al español la novela Átala, de Chateaubriand. Son los años del ascenso vertiginoso de la estrella de Napoleón Bonaparte. Coincidencialmente, Bolívar, ya viudo, llega a París en 1804. Maestro y alumno se reúnen a poco en Viena y van a madurar entre los dos una sólida y bella amistad.

Rodríguez participa de manera decisiva en el nuevo rumbo de Bolívar: el compromiso para siempre con el destino de su patria. Don Simón Rodríguez, precursor y animador de la inquietud bolivariana, es por antonomasia el Maestro del Libertador; antes de que éste independizara a América, Rodríguez (su «Maestro Universal») hace su tarea: independiza a Bolívar, lo divorcia de la realidad tradicional y lo acerca a la verdad futura; le ayuda a conseguir la perspectiva propia de un creador, a intuir su faena y a calcular las fuerzas de sus auxiliares y sus enemigos.

Simón Rodríguez llama a Bolívar a ser terriblemente cuerdo entre quellos mediocres que se autoestiman depositarios del buen JulC10 y 3 terriblemente cuerdo entre aquellos mediocres que se autoestiman depositarios del buen juicio y de la sensatez, y a los ojos de los cuales la Independencia tenía que ser una locura singular. En los años finales de su vida, Simón Rodriguez va a Guayaquil, donde se perderá buena parte de su obra a causa de un incendio que devastó a buena parte de la ciudad.

En 1853, emprende un nuevo viaje al Perú, acompañado por su hijo José y su amigo Camilo Gómez, quien lo asistirá en el momento de su muerte, currida en el pueblo de Amotape el 17 de julio de 1853. Setenta años después, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, y desde allí, al siglo justo de su fallecimiento, fueron devueltos a Caracas, ciudad natal, donde reposan en el Panteón Nacional.

PENSAMIENTO DE DON SIMON RODRIGUEZ Su mayor propósito era lograr que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo ocial y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad, libertad, emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno desarrollar a plenitud sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y productivo.

Que le enseñe a ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación que le enseñe a cada individuo crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los valore desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los valores y principios de su sociedad. Formar individuos que enfrenten al mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes que no se valgan solo de la memoria y por último que se les enseñe a trabajar y a valorar su trabajo. ara él, son tres las bases para una educación de calidad: 1 ) Para formar personas y auténticos ciudadanos. 2) Que enseñe a aprender y 3) Que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador. La primera dimensión está orientada a formar y educar para formar persona y auténticos ciudadanos, con una educación en los valores de la convivencia. El fin primordial de la educación es formar ciudadanos y es por eso que todos deben tener acceso a ella. Igualmente debe estar vinculada a la solidaridad que se expresa en las múltiples y pequeñas dimensiones del vivir y convivir diario.

Para tener personas y auténticos ciudadanos, debemos superar la pobreza y profundizar la democracia, y esto requiere de un proceso simultáneo. La democracia se puede construir dependiendo de nuestra actitud, de nuestra voluntad, de nuestra voluntad de cooperación, de nuestro respeto, de nuestra responsabilidad, de nuestra solidaridad. Podemos acer una escuela y una universidad diferente, de docentes, de administrativos, de representantes y comunidad que tengan en su horizonte los intereses de la mayoría y la construcción y vivencia de la genuina democracia. La segunda dimensión de una educación de calidad es enseñar a aprender. Educar no es 5 democracia. La segunda dimensión de una educación de calidad es enseñar a aprender. : Educar no es transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen, sino hacer que los alumnos sientan interés de aprender y que sean capaces de comprender analizar la información que necesitan para que lenarlos de informaciones inútiles que no vayan a ser capaces de comprender y que solo les sirva para memorizar, se trata entonces de convertirlos en seres que tengan la capacidad y la habilidad de buscar, comprender y analizar la información y la puedan devolver en forma personal y coherente.

La tercera se refiere a que la educación enseñe trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador, esta quizás fue la que le trajo más problemas y dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban dispuestos a enviar a sus hijos a escuelas donde se le ponía a rabajar, de ahí gran parte de los fracasos de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta educativa, de unir la instrucción académica con el aprendizaje de oficios mecánicos y agrícolas, es decir la creación de escuelas-talleres.

Toda su vida fue promotor de unir la escuela y el trabajo. «El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda a aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras Instrucciones, sigue enseñando virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a Rodriguez)