Annotation La relación entre un profesor de literatura y su aventajado alumno, el cual tiene una peculiar forma deinspirarse para escribir JUANMAYORGA Personajes El chico dela últimafila notes JUAN MAYORGA El Chico dela última 6 p Naque Autor: Mayorga, Juan 02006, Ñaque Colección: Obras, 10 ISBN: 9788489987937 Personaies queacabe esto. Echa un vistazo, esto si que es divertido. (Vuelve asulectura. Juana hojea el montón dela derecha. ) Juana—Cero. Tres. Cero. Hombre, iun cinco! Dos. Cero… ¿Tan malos son? dejardeleer. )Peores. El peor curso demivida.
Juana—Eso ya lo dijiste el curso pasado. Yel anterior. Germán poneun uno enel folio, se lo daaJuana ycoge otro. ) Germán—(Lee. ) «Elsábado estuve viendo la tele. El domingo estaba cansado yno hice nada». Punto final. Les di media hora. Dos frases. Cuarenta yocho horas enla vida deun tío dediecisiete años. El sábado, tele; el domingo, nada. (Pone un cero enel folio yse lo daaJuana; coge otro. ) No les he pedido que compongan una oda en endecasaabos. es he pedido que me cuenten su fin de semana. Para ver SI saben juntar dosfrases. Yno, no saben. (Lee. ) «Los domingos no me gustan.
Los sabados si queme gustan pero este sabado mipadre no me dejo salir yme quito el movil». (Pone en l folio un gran cero ylo deja enel montón dela derecha. ) Intenté explicarles la noción de»punto de vista». Pero hablaraéstos depunto devista es como hablaraun chimpancé demecánica cuántica. Les leo el comienzo de»MobyDick’, se supone quetodos saben dequé hablo, quehanvisto la película. Les explico quela historia la cuenta un marinero. Pregunto: «¿Y si la hubieracontado otro personaje, por ejemplo el capitán Achab? ‘. Me miran asustados, como SI les hubieraplanteado el enigma dela esfinge. Bueno, me vaisahacer unaredacción contándome lo que 2 6 hubieraplanteado el enigma dela quehabéis hecho este fin desemana. Tenéis mediahora». Yme entreganesto. ¿Quéfatalidad me condujo aeste trabajo? ¿Hay algo más triste que enseñar literatura en bachillerato? Elegí esta profesión pensando que viviría en contacto con los grandes libros. Sólo estoy encontacto conel horror. Ylo peor no esenfrentarse, dia adía, conla ignoranciamás atroz. Lopeor es imaginar el día demañana. Esos chicos sonel futuro. ¿Quién puedeconocerlos yno hundirse enla desesperación?
Los catastrofistas pronostican la invasión delos bárbarosyyodigo:yaestán aquí; los bárbarosya están aquí, en nuestras aulas. (Coge otro folio. ) Juana— No sabía si darles el pésame. Estaba por irme cuando se me acercó unadeellas,no sé cuál, no las distingo. Me dijo quemañana iránala galería ahablar del futuro. «A hablardel futuro». ¿Me escuchas? (Germán está absortoenlo quelee. ) Juana—¿Pasa algo? (Silencio. ) «Elpasadofin desemana, por Claudio García. El sábado fuiaestudiar acasa de Rafael Artola. La idea partió de mí, porque hace tiempo que deseaba entrar en esa casa.
Este verano, todas las tardesme iba amirar la casa desde el parque,y unanoche el padre deRafa casime coge mirando desde la acera deenfrente. El viernes, aprovechando queRafa acababa defracasar enla lasedeMatemáticas, le propuse un intercambio: «Tú me ayudas amíconla Filosofía yyoati 3 6 las Matemátic Matemáticas, le propuse un intercambio: «Tú me ayudas am(con la Filosofía yyoati con las Matemáticas». No era más que un pretexto, claro. Yo sabía que, si aceptaba, seria en su casa, porque la miaestá enunacalle queRafa no pisará jamás. A las once toqué el timbre yla puerta se abrió ante mí.
Seguí a Rafa hasta su cuarto, que es como yo me imaginaba. Me las arreglé para dejarlo ocupado con un problema detrigonometr(a mientrasyo, con la excusa debuscar una CocaCola, echaba un vistazo a la casa. Esa casa en la que por fin me encontraba, después de haberme imaginado tantasveces allí dentro. Es más grande delo que suponía; micasa cabe cuatroveces en ella. Todoestá muy limpito yordenado. «Bueno, basta por hoy», me dije, yestaba apunto devolver con Rafa cuando un olor me llamó la atención: el Inconfundible olor dela mujer declasemedia. Me dejé guiarpor ese olor, queme llevó hasta el salón.
Allí, sentada enel sofá, hojeando unarevista de decoración, encontré a la señora de la casa. La miré hasta que levantó sus ojos azules. «Hola. Tú debes ser Carlos». Suvoz era talycomo había previsto; ¿dónde nseñarán ahablaraestas mujeres? «Claudio», contesté, sosteniéndolela mirada. «¿Buscas el baño? ‘. «La cocina». Ella me condujo hasta allí. «¿Quieres hielo? ‘. Me fijé en sus manos mientras sacaba los cubitos: alianza en la derecha y sortija en la izquierda. Se sirvió un Martini. «Coge lo que quieras», dijo 4 6 quieras», dijo. «Estás en tu casa». Ella volvió al sofá yyoala habitación deRafa.
Le resolví el problema detrigonometr[a. Vaanecesitar mucha ayuda para sacar las Matemáticaseste curso. Continuará». Juana—¿Dice «Continuará»? Germán—Entre paréntesis. (Pone un siete enla redacción ycoge otra. Juana—¿Unsiete? Germán—No tienefaltas, ydevocabulariono está mal. No es Cervantes, pero comparado con los otros… ¿Quénota le pondrías tú? Juana—Yollevaría esa redacción al director. Germán—¿Por qué? ¿Porque la madre desucompañeroRafa tienelos ojos azules? es este chico? Germán—Me parece quees uno quese sienta enla últimafila, pero no estoy seguro.
Todavía no los conozco. Estamos enla segunda semana decurso. pones un sieteyte quedas tan ancho? «Continuará». Germán—¿Si le pongoun seiste quedarás tranquila? Menos de un seisno puedoponerle. Juana—Seríe deti yle ponesun siete. ríe deml? No me había dadocuenta. Juana— Se ríe de todo. De ti, de su compañero Rafa, de la madre de Rafa… (Lee. ) «Claudio, contesté, sosteniéndolela mirada». ¿Quién se cree quees? ¿Por quéno le pides quelo lea enclase, en voz alta, aver si ese otro, ese Rafa, le daun buensopapo. A no ser queel talRafa… (Lee. ) «Rafael Artola». ¿Existe?
Lo mismo todo es unafantasmada. (Germán hojea enel mont erda. Encuentrael folio 6 que busca. ) hojea enel montón dela izquierda. Encuentrael folio quebusca. ) «Elsábado por la mañana estudié Matemáticas conmiamigo Claudio. Por la tarde fui con mi padre a jugar al baloncesto. Fue un artido muy disputado, pero ganamos y nos fuimos todo el equipo acelebrarlo. El domingo. (Sigue leyendo ensilencio. Leponeun cinco ylo colocaenel montón dela derecha. ) Juana—¿Uncinco? Parece un buenchico. Al otro le ponesun sieteyaéste un cinco. Germán—No es clasedeÉtica, ni deReligión. Es Lengua y Literatura. o te preocupa? Yoal menos hablaría conél. ¿Novas a hablarcon él? Claudio— ¿Queríaverme? Germán—Siéntate, hombre. (Claudio toma asiento. ) Germán—Setrata deesa redacción sobre el fin desemana. Me preocupa. Claudio— ¿La puntuación? Me hagoun lio conel punto ycoma. puntuación está bastante bien. Claudio— Seme dan mejor las ciencias, pero este añome he propuesto mejorar enLengua. Germán— Se trata del contenido. Hablas de otro chico de clase, y de su familia. A alguien le podríaparecermal. Claudio— ¿Se lo parece austed? ¿O se refiere aotra persona? ¿Lo haleído alguien más? ero estoy pensando dárselo al director, a ver quéoplna. Claudio— No lo escribí para el director. Loescribí para usted. crees quese sentiría tu compañero Rafa si leyese…? (Lee. ) «… aprovec 6 que Rafa acababa de frac ase de Matemáticas… » .. aprovechando que Rafa acababa de fracasar en la clase de Matemáticas.. n olor me llamó la atención: el inconfundible olor dela mujer declasemedia… «. Yno es sólo lo quedices. Lopeor eslo queestá entre líneas. El tono. ¿Quétalsi te lo hago leerenclase? ¿Cómo se sentiría Rafa si oyese esto? Claudio— No sé cómo se sentiría. Tampoco lo escribí para él.
Usted nos pidió que escribiésemos sobre el fin desemana. Laidea fue suya. Germán— Vamos a dejarlo estar. No sé qué buscabas con esto, pero sea lo que sea, vamos a pasar paglna. (Claudio vaairse. ) Claudio— El ejercicio delos adjetivos, ¿puedo dárselo? Germán—Dijepara el lunes. Claudio— Lo hice anoche, de un tirón. Si es que lo entendí bien. Se trataba de hacer una redacción con los adjetivosdela lista. ¿Era eso? (Saca el ejercicio. ) Germán—Essólo un juego para haceros escribir. Claudio— No sabía si los adjetivosteníanquesalir enel orden de la lista o si se podía cambiar.
Yolo hice enel orden dela lista. Germán—El orden daigual. Lodije. Claudio— Tampoco sabía si se podía usar otros adjetivos, aparte delos dela lista. Ytuve que repetir uno. Repetí»oscuro». Germán— No tienes queentregármelo hasta el lunes. ¿No quieres quedártelo yrevisarlo? Claudio— Prefiero dárseloya. Este fin desemana voya centrarme enlas Matematicas. Dejael ejercicio yseva. Si n coge el ejercicio ylee. 7 Juana está desmontando coge el ejercicio ylee. Juana está desmontando una instalación yembalando las piezas. Germán llega,deja su cartera yle echa una mano. Juana—¿Te parece arte para enfermos? Germán—¿Artepara enfermos? Juana—A eso se reduce todo esto, según esas dos. Claro, queeso lo dijeron después dever los libros decuentas. Primero me pidieron las cuentas yluego emitieron su critica. Si se vendiese, no lo considerarían arte para enfermos. Ya suponía que serían unas retrógradas, por cosas que Bruno contaba. Dos provincianas queigual les daheredar unagalería de rte queunatlendadeembutidos. ¿Cómo puedendecirqueesto es arte para enfermos? Germán— Bueno, ya sabes lo que pienso sobre este tipo de instalaciones. Yo necesito ver rostros.
Gente. Siento unasoledad infinita enmediode… Juana—No es el momento, Germán, estoy apunto deperder mi trabajo. No esel momento de soltarme tus teorías contra el arte contemporáneo. Necesito que me digas que esas dos son unas palurdas hijas deputa. Germán—¿La cierran? ¿Van acerrar la galería? Juana— Me dan un mes. Un mes para demostrarles que es un negocio viable. Para encontrar algo que se venda, pero que sea el tipo de cosa que se ende en una galería de arte y no en, por ejemplo, unatiendadeembutidos. ¿Queno lo encuentro? Pues traspasan el local ysantas pascuas. En silencio, continúa su quehacer. ) Tocaron las piezas. Tenías que ver qué caras ponían. «Arte para enfermos»… ¿Y tú? ¿Qu 8 6 Tocaron las piezas. Tenías que ver qué caras ponían. para enfermos»… ¿Ytú? ¿Quétalel día? Germán—Nada departicular. Ah, hablé con ese chico. Juana—¿Y? «Arte Germán— Charlamos y luego él me entregó el ejercicio sobre los adjetivos, ése que pongo todos los años. Juana—El de»Utlliza los siguientes adjetivos». Germán—Ése. Germán— Ha vuelto a hacerlo. Digamos que me ha dado el segundo capitulo. Lo anunció, ¿recuerdas? Continuará». Juana—¿Lo tienes ahP Germán—Sí. Juana—No quieres quelo lea. Germán—No sési me parece bien. Juana—Llevo treinta años leyendo las cosas detus alumnos. Germán—pero esto es distinto, ¿no? (Juana reanuda su quehacer. Germán abre su cartera, saca el ejercicio yse lo daaJuana, quelo lee. ) Claudio— Escribe una redacción en que aparezcan los siguientes adjetivos: contento, mismo, nuestro, opuesto, oscuro, igual, concentrado, pequeño, mayor, fantástico. (Silencio. ) El lunes me cerqué aRafael Artola yle propuse volver aestudiar juntos.
El de Mates le acababa defelic’tar por los ejercicios detrigonometría yél estaba contentocomo si le hubiesen dadoel Nóbel, así quequlso empezar esa misma tar ino, hablamos sobre lo que se supone que tien ar los ¿Por quéRafa? , ¿por quélo elegi aél? Porque él esnormal. Él está enel extremo opuesto. Hay otros declasequeestán enel extremo opuesto, pero hubo algo que, el curso pasado, me hizo fijarme enRafa:amenudo,aI salir declase, vi asus padres esperándolo, cogidosdela mano. A otros chicos les avergüenza que sus padres vayan por allí, porque les vergüenza la situación o porque se avergüenzandesus padres.
Rafa no. Rafa parecía conforme con aquello. Yyome preguntaba: ¿Cómo será su casa? ; ¿cómo será la casa deunafamilia normal? Nos abrióla puerta una mujer oscura, queigual pod[a tener quince años quecincuenta ycinco. La señora estaba enel salón, conla revista «Casa yjardín»enuna mano yun metro enla otra. Tardó endarse cuenta denuestrapresencia,tan concentrada estaba midiendo unapared. Rafa —dijo, dándole un beso—. Ytu amigo… ¿Carlos? —Claudio. Sobre la tele, junto aun dragoncito chino, foto dela sagrada amilia enla playa, decuando Rafa era pequeño: papá, mamá, el neneyunanenaun poco mayorque Rafa.
El dragón los miraba como si fuese adevorarlos atados. —Me hanpuesto un emebé enMatemáticas—anunció Rafa. ilJn emebé! iFantástico! ¿Quéosapetece demerienda? Nos la preparó la mujer oscura. La señora sequedóenel salón, conla revista enunamano yel metro enla otra, flotando como un fantasma. Continuará. Juana— Repugnante. Germán—¿Quéte parece repugnante? Juana—¿Note parece repugnante? Germán— ¿Desde cuándo te has vuelto una moralista? Tú, que has ex 0 DF 66