El aprendisaje etico

El aprendisaje etico gy LAMEJORENAMPARO I 02, 2010 | 18 pagos ZAJEUniversidad de Costa Rica Facultad de Educación Instituto de Investigación en Educación ACTUALIDADES INVESTIGA IVAS EN EDUCACION EL APRENDIZAJE ETICO EN LA CONSTRUCCION DE LA CIUDADANIA DEMOCRÁTICAI María del Pilar Zeledón Ruiz2 1. La formación ética de la persona humana: reto de la sociedad postmoderna Un breve recorrido por la panorámica mundial nos permite reconocer las profundas transformaciones sociales, economicas, polticas y culturales por las que transitan las distintas sociedades.

En estos procesos de cambio, encontramos un eje regulador ue incide directa o indirectamente en los avances o retrocesos alcanzados: la formacion etica. La caracterización que se hace de las sociedades post os habla de una PACE 1 18 época en que la conf dos e inseguridades desorientan al ser hu no d de su existencia. Por una parte, el cam co ha sido testigo del enorme potencial hombre a lo largo de la historia, pero por otra, los niveles de violencia, egoísmo, corrupción e indiferencia se acrecientan significativamente en un mar de contradicciones.

Grandes masas humanas carecen de las condiciones mínimas para vivir dignamente. Las guerras y l terrorismo atentan sin piedad a los sectores más vulnerables haciendo que las grietas sociales sean cada vez más profundas. Sin duda, la sed insaciable de poder anima a los grupos hegemónicos a expandir sus propios ideales, sin detenerse en las consecuencias que dejan a su paso.

Pareciera que este panorama tan sombrío nos quiere impulsar a perder la esperanza en las posibilidades de cambio, en la credibilidad Confe Conferencia Congreso Internacional de Investigación Educativa:»lnvestigar para transformar Instituto de Investigación en Educación-Universidad de Costa Rica, COSTA RICA. de febrero de 2005 2 profesora asociada de la Universidad de Costa Rica. Co-coordinadora del Programa Nacional de Formación en Valores de Costa Rica (1999-2001). Premio Nacional Aquileo J.

Echeverría, 2000. Revista Electrónica «Actualidades Investigativas en Educación» en el ser humano para reconstruir los pilares de la civilización, como lo afirmara Hanna Arendt (1998) en una de sus importantes obras. Pensar que es posible lograr una sociedad en la que TODOS encontremos unos mínimos de justicia y equidad social que favorezcan el logro de unos maximos de felicidad requiere n nuevo tipo de aprendizaje humano en donde la piedra angular lo constituya la ética.

El enfoque de aprendizaje ético procura formar a las nuevas generaciones en las condiciones básicas para lograr la optimización de la persona, tanto en su dimensión slngular como social. De esta manera, el ser humano será capaz de construir su felicidad a lo largo de su recorrido biográfico mediante un proceso de encuentro consigo mismo, con el otro (a) y lo otro (ética de la alteridad, ética de la compasión, ética de la acogida) (Buber, 1998; Levinas, 2003, Ricoeur, 1993).

Como bien lo afirman Martínez, Buxarrais y Esteban (2002), Las ociedades postindustriales democráticas, inmersas en procesos de globalización económica, confiadas en las nuevas tecnolog(as de la información y la comunicación y con nuevos retos presentes y futuros como son la acogida de personas de otros países y la consecuente convivencia de diferentes culturas, religiones y costumbres, necesitan más que nunca ciudadanos con rasgos éti 20F 18 culturas, religiones y costumbres, necesitan más que nunca ciudadanos con rasgos éticos. Martínez, 2002) Por lo tanto, para favorecer este proceso, es necesario atender los cuatro niveles e optimización humana sugeridos por Martínez (1998, 2001 la dimensión codificativa, adaptativa, proyectiva e introyectiva. La dimensión codificativa hace referencia a las capacidades para captar la información, entender los contenidos informativos y los sistemas conceptuales más elementales, que le permiten apropiarse de los conocimientos necesarios para desempeñarse eficientemente en un mundo en constante transformación.

La segunda, la dimensión adaptativa, se refiere a la conducta y formas de proceder que le ayudan a la persona a autorregular su comportamiento, de esta manera se incorpora conscientemente n un proceso de enculturación que le aporta a su crecimiento humano.

Dentro de estas dos dimensiones la referencia social desempeña un papel muy importante como modulador del proceso pues generalmente, el ser humano se detiene en los otros para recoger algunas muestras de lo que se asume como correcto-incorrecto, permitido-prohibido, adecuado-inadecuado. Un claro ejemplo lo constituyen los niños cuando miran a sus padres o encargados para Volumen S, Número Extraordinario, Año 2005 2 obtener alguna indicación de lo que se supone que deben hacer (Coles, 1997).

La aprobación verbal o gestual que reciben se onvierte en un indicador de lo que se supone es aceptable dentro de ese contexto o lo que debería evitarse. El tercer nivel lo constituye la dimensión proyectiva, donde la persona es capaz de adaptarse a las normas ex 8 nivel lo constituye la dimensión proyectiva, donde la persona es capaz de adaptarse a las normas externas, pero también crear sus propias regulaciones y actuar en función de éstas.

Cuando nos desempeñamos como profesionales en cualquier disciplina, debemos atender una cierta reglamentación que nuestro trabajo establece (debemos asumir unas ciertas tareas, cumplir n horario determinado, relacionarnos de una cierta manera con quienes nos rodean), pero aún cuando exista una cierta normativa, somos nosotros los que le impregnamos un cierto estilo personal al ejercicio laboral.

Nos planteamos unas pautas determinadas para mejorar nuestro trabajo, ordenamos nuestras tareas bajo ciertas prioridades, nos comunicamos bajo ciertas premisas, valoramos la presentación personal bajo algunos criterios, en fin proyectamos una manera particular de ser como personas y trabajadores, como ciudadanos comprometidos y responsables.

Finalmente, la dimensión introyectiva, permite ue la persona además de crear patrones o valores, sea capaz de darse cuenta de que ella misma es quien está actuando. Por lo tanto, encontramos una estrecha relacion con los procesos de conciencia y autoconciencia, con la capacidad de autodeterminación personal que permite un claro reconocimiento de ese SER y ESTAR en el mundo.

A partir del desarrollo de estas dimensiones, la conciencia se estructura como un regulador moral, que emerge en la interacción social mediada por el lenguaje y cuyo carácter intersubjetivo se fundamenta en el diálogo. Esta disposición del sujeto, de índole funcional le permite rticular el significado conflictivo de la información moral que recoge del medio con un tipo de juicios y acciones que posibilitan una respuesta adecuada a los problemas sociomorales.

Por lo tan 40F 18 y acciones que posibilitan una respuesta adecuada a los problemas sociomorales. Por lo tanto, se debe procurar que, … las diferentes matrices de valores que cada persona pueda construir a lo largo de su vida estén orientadas a que valores como justicla, igualdad, libertad, solidaridad, respeto, tolerancia activa y actitud de diálogo, sean apreciados como tales y denunciada su ausencia.

Para ello es necesario un modelo de formación ética que suponga el aprendizaje del ejercicio de la responsabillidad y entender la dignidad humana como valor guía, lo que quiere decir Volumen 5, Número Extraordinario, Año 2005 proponer un modelo de vida tanto individual como colectivo que no sólo facilite niveles de felicidad personal sino el ejercicio de una ciudadanía comprometida con el bien común y con el logro de una sociedad más equitativa (Martínez, Buxarrais y Esteban, 2002).

Desde la organización cotidiana que se vive en el hogar hasta la complejidad de las relaciones que se establecen n los diferentes ámbitos de la sociedad (educativo, político, económico, social), los procesos comunicativos que se establecen, los proyectos que se formulan, los valores que se vivencian en los distintos momentos de encuentro (respeto, responsabilidad, libertad, justicia, igualdad, tolerancia, confianza) son elementos determinantes en el cimiento de las bases de una ciudadan[a democrática que parte de la realización personal y comunitaria de sus protagonistas, tal como lo analizaremos en el siguiente apartado. . El aprendizaje ético y la ciudadanía democrática: lementos claves de la transformación La ciudadanía se ha convertido a lo ciudadanía democrática: elementos claves de la transformación La ciudadanía se ha convertido a lo largo de los años en un constructo histórico que ha sido objeto de infinidad de matizaciones.

Desde las aproximaciones que Aristóteles ofreciera en su reconocida obra La Política, al considerar la polis (lo público) como el ámbito propio de la ciudadanía frente al oikos (lo privado) este concepto ha inspirado a grandes pensadores, filósofos, políticos, sociólogos y pedagogos sobre la complejidad y trascendencia no sólo de su contenido, sino ambién de sus implicaciones en los diferentes ámbitos de la vida socio-económica y cultural de los estados- nación3 (Arendt Heid 19962001 Habermas 1990; Giddens 1994, Pettit 2000; Gutman 1999; cortina entre otros).

Encontramos numerosas obras, tratados, seminarios, congresos, conferencias, proyectos y reformas educativas que invitan a la reflexión, La mayoría de los politólogos han sostenido que las teorías que desarrollan deben operar dentro de los límites del Estado-nación.

Cuando desarrollan principios de justicia para evaluar sistemas económicos se centran en las economías nacionales; cuando nalizan principios jurídicos para evaluar constituciones se acojen a las constituciones nacionales, cuando estudlan un conjunto de virtudes apropiadas e identidades requeridas para una ciudadanía democrática se preguntan lo que significa ser un buen ciudadano en un Estado-nación; cuando discuten lo que puede o debe significar ‘comunidad política’, están indagando en qué sentido los Estados-nación pueden verse como comunidades políticas. Cfr. Cosmopolitismo, estados-nación y nacionalismos de las minorías: un análisis crítico de la literatura reciente de Kymlicka & Straehle n http://www. 60F 18 de las minorías: un análisis crítico de la literatura reciente de Kymlicka & Straehle en http://www. xtec. es/—asarsane/Article15. tm] 4 comprensión y actuación de las exigencias que conlleva el ejercicio de la ciudadanía, por lo que sin duda, intentaremos esbozar algunas apreciaciones en torno a la relación que podemos encontrar entre la ciudadanía democrática y el aprendizaje ético como elementos básicos en los procesos de transformación que las sociedades necesitan para construirse bajo condiciones de justicia, igualdad y solidaridad para todos.

De seguro quedarán muchos otros elementos a considerar, que por las limitaciones de tiempo y espacio no podremos tratar con la profundidad que quisiéramos, pero precisamente la actualidad de este tema no sólo revela su importancia, sino también el carácter inagotable de su estudio para generar nuevas rutas de apreciación, aprehensión y actuación. Al parecer la noción de ciudadanía recoge los esfuerzos que tanto liberales como comunitarios sostienen desde sus respectivos paradigmas.

Por una parte, los liberales se interesan por el diseño racional de una sociedad justa y, por otra, los comunitaristas resaltan la ecesidad de pertenencia a una comunidad. Como se deriva del planteamiento de Kymlicka y Norman (1994), la noción de ciudadanía tendría el mérito de unir las dos perspectivas: lo «racional» derivado de la justicia y lo «sentimental» contenido en la pertenencia.

También los que abogan por recuperar, desde una perspectiva moderna, publicana de Roma y la 18 experiencia republicana ita el período moderna, la tradición republicana de Roma y la experiencia republicana italiana durante el periodo renacentista, acuden a la noción de ciudadanía para establecer una mediación entre los efensores del liberalismo y del comunitansmo. En los últimos años, el trabajo de Phillip Pettit es una muestra del creciente interés que esté despertando la complementariedad de tales argumentaciones. Su clásica obra Republicanism.

A theory of freedom resulta inspiradora para quienes pretenden encontrar otra voz que se ajuste a sus expectativas y proyectos bajo criterios de responsabilidad, libertad y justicia. Camps (2004, p. 5) refiriéndose a la obra de Pettit señala, El republicanismo no aboga sólo por un ciudadano que no sea siervo, sino asimismo por un cudadano que ejerza realmente de ciudadano. ara decirlo en términos aristotélicos y me temo que anacrónicos: la república precisa de ciudadanos virtuosos, capaces de adquirir aquellas virtudes o valores que la democracia y el estado de derecho exigen.

Pues la república debe ser una Volumen 5, Número Extraordinario, Aho 2005 comunidad política de ciudadanos activos que comparten y procuran realizar un conjunto de valores comunes. Y, al plantear el republicanismo como una correccion del liberalismo señala esta misma autora, El individuo que ha ido ganando espacios de libertad no siempre sabe ejercer bien la libertad: tiene que prender a no abusar de ella, a no dominar a otros, a respetar también la libertad de los demás.

En las democracias liberales de nuestro tiempo se echan de menos las buenas costumbres que reclamaba Maquiavelo a los ciudadanos de las repúblicas re de menos las buenas costumbres que reclamaba Maquiavelo a los ciudadanos de las repúblicas renacentistas, o los hábitos del corazón que Tocqueville descubrió en los miembros de la incipiente democracia amencana. Es eso lo que significa el civismo, la moral mínima necesaria para vivir pacíficamente todos juntos (Camps, 2004).

También, las aportaciones de Hannah Arendt resultan iluminadoras dentro de la tarea que nos ocupa, especialmente aquéllas relacionadas con la pluralidad, la acción y la esfera pública. Su extensa producción académica y su singular actuación en el panorama socio-político que le correspondió vivir, la han convertido en una de las figuras claves del pensamiento filosófico-político del siglo XX.

Su obra La condición humana y sus ensayos reunidos bajo el titulo Entre el pasado y el futuro ofrecen un análisis detenido sobre las consecuencias negativas del triunfo de la modernidad, tales como el papel hegemónico e la labor (homo laborans) frente a la acción (homo politicus) y la desaparición del espacio público en el que se desvanece la ciudadanía misma.

Frente a la labor y al trabajo (dimensiones de la actividad humana) la acción emerge a partir de la pluralidad y posibilita la concresión de las iniciativas. Por lo tanto, potenciar el espacio público se hace necesario para lograr que la libertad y la igualdad se revelen y los sujetos interactúen mediante el habla y la reflexión en un contexto donde afloren sus propias identidades, evalúen sus acciones y descubran experiencias ediante procesos de deliberación colectiva en temas de interés común.

Consecuentemente, la construcción de la ciudadanía requiere la formación de la naturaleza política del hombre y es ahí donde el aprendizaje ético que se deriva tanto de la cultura familiar co politica del hombre y es ahí donde el aprendizaje ético que se deriva tanto de la cultura familiar como de la escolar en los diferentes niveles y espacios formales, no formales e 6 informales desempeñan una función esencial para activar los mecanismos de transformación que requieren en la sociedades contemporáneas, en donde la cultura mediática también juega un apel fundamental en la movilización de voluntades. ero ¿qué es lo que queremos transformar? , ¿por qué debemos trabajar por esa transformación? , ¿cómo podríamos lograr esos cambios? y ¿cuáles metas inspiran esas transformaciones? , son algunas de las interrogantes que podríamos eventualmente plantearnos y sugerir desde nuestra propia visión y experiencia algunas posibles respuestas, las cuales se conjugan con las reflexiones que a lo largo de este congreso se han formulado. 3. Educar para ser mejores personas y comprometidos ciudadanos La transformación de nuestras sociedades empieza por la búsqueda el cambio personal, que active el ámbito social, cultural y politico.

Necesitamos urgentemente una nueva actitud frente a la vida, frente a lo que queremos y podemos aspirar. Eso implica crear las condiciones para que emerjan aprendizaje éticos que inviten a las personas a ser mejores. Como bien lo expresaba el lema del Programa Nacional de Formación en Valores en el que trabajamos hace algunos años: SIEMPRE PODEMOS SER MEJORES… Pero ¿qué significa ser una mejor persona? La aproximación que podríamos dar a esta pregunta podría estar sujeta a una serie de interpretaciones. De seguro, el contexto socio-histórico