Conferencia de perla zelmanovich gy macanico 110R5pR 15, 2011 34 pagos Lecturas EDUCACION INICIAL FORTALECIMIENTO DE LA TAREA EDUCATIVA EN INSTITUCIONES MATERNALES Apostar al cuidado en la enseñanza Conferencia de perla Zelmanovich La conferencia incluyó la proyección de la película Camino a casa (Lee Jeong-Hyang, Corea, 2002, 85′) Un niño de siete años es enviado por su madre junto a su anciana abuela.
Sus mundos son tan diferentes que la relación entre ellos no pareciera tener chances de progresar, sobre todo por el carácter del niño, pero la tranquilidad y la naturalidad de la anciana irán abriéndose camino n el corazón del pequeño. PACE 1 Perla Zelmanovich to View nut*ge Psicoanalista y educa r a. c nlca con runos en el Hospital Duran del Hospital Español. Se ocupa en ar el vínculo intergeneracional. En la compilación Enseñar hoy, de Silvia Finocchio e Inés Dussel, aborda las cuestiones de la intemperie, el amparo y el desamparo.
También produjo, junto a Diana González, Silvia Gojman y Silvia Finocchio, Efemérides, entre el mito y la historia. Es autora de numerosos artículos en revistas y libros especializados. Trabaja desde hace muchos años, sobre las articulaciones entre psicoanálisis y educación. LECTURAS PRESENTACIÓN A CARGO DE apropiando de una mirada, que ya venimos construyendo en este proyecto de trabajo en los Jardines Maternales. Otra mirada sobre la infancia.
Cómo las imágenes nos permiten entrar desde otro lugar a pensar aquello que nos ocupa todo el tiempo -y las ocupa a ustedes fundamentalmente-, que es cómo mejorar, cómo ampliar las oportunidades educativas de los niños que tenemos en nuestras manos. Hoy nuestra invitada es Perla Zelmanovich. Psicoanalista y educadora, con una experiencia muy importante, en otros años, en la cl[nica con niños, en el Hospital Durand, articipando en los equipos de estimulación temprana, desde su posición como psicoanalista.
También, en el Equipo de Niños del Hospital Español, con una pasantía de la Universidad de Buenos Ares de la Cátedra de Clínica con Niños. en este momento, pero uno la puede encontrar en el tema de las Ciencias Sociales, y seguramente ustedes hayan leído otros textos suyos en otras temáticas, pero hoy, su particular preocupación recae sobre el vínculo intergeneracional, el lugar de los adultos en su relación con los niños, particularmente mirando la escuela.
En esa dirección, hay un texto de Perla que ha tenido muchísima esonancia a lo largo del país, que pertenece a la compilación Enseñar hoy, de Silvia Finocchio e Inés Dussel. Allí sitúa las cuestiones de la intemperie, el desamparo y el amparo. Este texto sigue teniendo resonancia por su vigencia, por las situaciones que la infancia atraviesa en nuestra sociedad, y por momentos, la mirada casi indiferente en relación infancia atraviesa en nuestra sociedad, y por momentos, la mirada casi Indiferente en relación con los niños, y particularmente con respecto a los niños más pequeños, donde la vulnerabilidad se acentúa.
Le damos la bienvenida a perla a uestro espacio. Y después vamos a ver la película Camino a casa, que ella va a introducir en su exposición y que después de verla retomará para pensarla con ustedes. Perla tiene muchos campos de trabajo, que no vamos a ampliar 2 Tratar este tema, para mí es encontrarme con un aspecto de mi trayectoria, de mis pensamientos y de mis preocupaciones que me es especialmente caro, por lo que significa encontrarse con un bebé, con un niño tan pequeño que es pura promesa. Yo le puse como título a esta charla con ustedes: «Apostar al cuidado en la enseñanza».
Quiero empezar por contarles por ué yo pensé en este título. En primer lugar, por qué el apostar. En el apostar hay algo que convoca a quien realiza la apuesta. Y en ese realizar una apuesta, uno se sostiene, uno confía en que va a «ganar’ – como una apuesta en el juego-, aunque también haya un riesgo de perder. En una apuesta no hay un final cierto y seguro, pero uno igual la hace, y va con todo el entusiasmo, aun sabiendo que es posible que haya avatares, que no gane tanto, que pierda, que pierda un poco y gane otro tanto.
Lo que importa es la confianza en que algo bueno puede ocurrir. ¿Por qué me parece que el apostar es importante? Porque queda del lado nuestro. Como decía Patricia, a mi me preocupa especialment importante? Porque queda del lado nuestro. Como decía Patricia, a mi me preocupa especialmente en este tiempo, pensarnos con los niños, es decir, no pensar sobre el niño, como nos pasó en gran parte de nuestra formación, en que de lo que se trataba era de hablar y de estudiar acerca del niño, sobre los estadios y su evolución.
No digo con esto que no sea en alguna medida necesario. Pero me parece que en esta época, por los problemas particulares que hoy atravesamos y sobre los cuales me voy a etener luego, es relevante subrayar cómo nos ubicamos frente a ellos. En este sentido, y en ánimo de pensarlos a ellos con relación a nosotros, es que la apuesta puede ser una manera provechosa de hacerlo, porque en la apuesta estamos nosotros. Es decir, están ellos, pero a través de nosotros. ?En qué sentido digo que estamos nosotros? En el sentido de sostenernos allí. En la actualidad, si bien Patricia hablaba de la vulnerabilidad de los niños, creo que es importante situar también nuestra propia vulnerabilidad. Estamos en una época en la cual el desamparo también nos toca a nosotros como adultos. Y es dificil sostener a otro cuando uno mismo está desamparado, cuando uno mismo está jaqueado, cuando uno mismo está vulnerado.
Entonces, lo que yo invito a pensar, a poner a consideración y a discutir, es en qué medida sostenernos en una apuesta compartida entre educadores/as -y también, en alguna medida con las familias, pero particularmente pensando al interior de las escuelas o de otros espacios educativos -, nos puede ayudar a tr interior de las escuelas o de otros espacios educativos -, nos puede ayudar a trabajar sobre nuestro propio desamparo en función de ellos, en función de los niños. Entonces, esa es la prmera cuestlón de mi título: «el apostar.
Ahora bien, agrego a esto otra proposición: sostenernos a nosotros en una apuesta en función de ellos, pero «en el cuidado». ¿A qué me refiero con cuidado? Vale la aclaración ya que, como todas las palabras, ésta también es polisémica, y puede significar muchas cosas diferentes en contextos diversos. El sentido que le doy al cuidado en esta ocasión, es el de estar atentos al sujeto en el niño, es decir, qué hay de sujeto en el niño. Y cuando digo sujeto, que parece una obviedad, digo qué hay de particular, qué hay de lngular, en cada uno.
También el cuidado refiere a qué hay de particular y de singular en cada uno de nosotros, en esa apuesta en la cual sostenemos nuestro trabajo, que es desde algún deseo particular y singular. Aun cuando tengamos una apuesta colectiva, para que quiere ser atravesada por algún En el apostar hay algo que convoca a quien realiza la apuesta. (… ) En una apuesta no hay un final cierto y seguro, pero uno igual la hace, y va con todo el entuslasmo, aun sabiendo que es posible que haya avatares… se haga carne en cada uno, re3 deseo personal; que alguna fibra se nos mueva personalmente.
Y en el cuidado hacia el niño, esto es crucial. En este sentido, hay una reciprocidad. Cuidar es apostar y estar atentos al sujeto que hay en ese niño, a su particularidad, s OF reciprocidad. Cuidar es apostar y estar atentos al sujeto que hay en ese niño, a su particularidad, desde un deseo singular y particular de nuestro lado. Esa orientación hacia lo simbólico, que está vehiculizada por la enseñanza, en el caso de los más pequeñitos, desde mi punto de vista, tiene tres grandes pilares.
Uno de ellos es -por el momento de constitución de esa ternura, de esa arcilla tan fresca con la que stamos trabajando- el cuidado de la filiación, de la producción de un amarre. Es un sujeto que, en esta etapa de la vida — no solamente, pero especialmente en esta etapa de la vida-, está construyendo un amarre a un Otro, que es indispensable para su supervivencia. Otro de los pilares es el cuidado por la construcción del no, de la distinción entre lo prohibido y lo permitido.
Y un tercer pilar es el cuidado por una separación, por la producción de un sujeto que pueda descompletarse de un Otro. Que pueda separarse de una mamá, que pueda separarse de una abuela, que pueda separarse también de una maestra ara poder relacionarse con otras y con otros chicos. Entonces, sitúo estos tres pilares que sostienen la enseñanza en esta etapa, que son de un orden constitutivo para el sujeto, y agrego que en esta etapa de la vida se vehiculizan fundamentalmente a través del juego y de la ficción en general.
Entonces, la filiación, el no y la separación, que valen también para otras etapas de la vida, son de particular relevancia en ésta, por cuanto se trata de la producción de esos cimientos. Y cuando digo vehiculizados por el ésta, por cuanto se trata de la producción de esos cimientos. Y cuando digo vehiculizados por el juego y a ficclón, me refiero a la literatura, al arte, a todos los contenldos de la cultura que podamos imaginar y con los cuales ustedes trabajan y les ofrecen cotidianamente a los chicos.
Desde ponerles a disposición esos estímulos visuales, los mejores posibles, esas imágenes de Miró que podemos colgar en las salas, hasta hacerlos escuchar no sólo las canciones infantiles, sino a un Paco de Lucía haciendo sonar su guitarra. Se trata de una producción de sensibilidades estéticas, que tiene todos los soportes que podamos imaginar y que son la materia prima con la cual se sedmentan esos tres pilares.
Situadas las tres cuestiones que incluye el título de esta convocatoria -la apuesta, el cuidado y la enseñanza—, sostenidas en esta etapa de la vida en los tres pilares que acabo de mencionar -la filiación, el no y la separación-, que requieren de un soporte particular -el juego y la ficción-, me voy a detener ahora en el primer asunto, el de la apuesta. Porque es un modo de empezar por abordar el problema de nuestro propio desamparo en esta época, y en tanto es allí donde podemos encontrar algún amparo para nuestra tarea educativa.
Comienzo por ubicar algunas cuestiones con respecto al desamparo. Una es que nosotros, como adultos, seamos más o menos concientes de ello, estamos sostenidos en un determinado discurso. Y cuando digo discurso me refiero a los enunciados que estabilizan significados Cuidar es apostar y estar atentos discurso me refiero a los enunciados que estabilizan significados Cuidar es apostar y estar atentos al sujeto que hay en ese niño, a su particularidad, desde un deseo singular y particular de nuestro lado. Finalmente, agrego al hecho de apostar al cuidado, que sea «en la enseñanza».
Porque -«zapatero a tus zapatos»- para eso se nos convoca, y es en la enseñanza. Nuestra tarea no es de cuidado omo son los cuidados de una enfermera en un hospital, que también son cuidados, pero de otro tipo. Nuestros cuidados son de un orden «simbólico». Aunque hagamos tareas «materiales», y muchas, aunque cambiemos pañales, aunque brindemos una mamadera, aunque lavemos unas manitos, nuestro cuidado – y ésta es la dimensión que me parece importante no perder de vista, sea cual fuere la tarea que nosotros hagamos concretamente- tiene una orientación hacia lo simbólico.
Y la enseñanza tiene que ver con eso, con una orientación hacia lo SimbóLECTURAS lico. 4 en una época, en determinado momento socio-histórico y n cada contexto particular. ¿A qué me refiero? por ejemplo, un discurso sobre la escuela o un discurso sobre los docentes puede ser: «‘los docentes son el ejemplo» o «las maestras que trajo Sarmiento eran la avanzada». Estos enunciados expresan un discurso de una época con relación a un asunto determinado. Y no es nimio, porque produce efectos en la persona que es aludida por ese discurso.
Otro discurso en relación al mismo tópico puede ser «los docentes tienen que actualizarse porque no saben». Claro que esto ubica al doce ser «los docentes tienen que actualizarse porque no saben» Claro que esto ubica al docente en otro lugar. «Los docentes no cuidan a los niños» o «los docentes son los que deben cuidar a los niños». Son todos discursos que no son ajenos a lo que nos pasa cotidianamente y que, de algún modo, en mayor o menor medida nos condicionan. Podríamos pensarlo en otros temas.
Los jóvenes de Malvinas en un momento histórico determinado eran los héroes, los héroes de Malvinas; después fueron las víctimas. Para un sujeto, no es lo mismo ser nombrado como héroe que ser nombrado como víctima. «Los ancianos son los sabios, son aquellos a quienes hay que consultar’, o «los ancianos on una carga». Vemos que para el mismo sujeto, no da lo mismo. Entonces, en el sentido en que lo estoy planteando, el discurso tiene una eficacia que voy a llamar eficacia simbólica. Eficacia simbólica porque incide en el modo en que nosotros nos paramos en la vida, en el modo en que nos situamos frente a nuestra tarea.
Estar advertidos de cuál es el discurso o los discursos por los cuales estamos atravesados, nos lleva también a darnos la oportunidad de posicionarnos de una manera o de otra, a saber que estamos lidiando con un determinado discurso de época frente al cual algo podemos hacer. Es un discurso eficaz en la medida que forma parte de aquello que condiciona nuestro trabajo y es por eso mismo necesario de ser considerado a la hora de pensar nuestro quehacer cotidiano. Volviendo a nuestro primer ejemplo, un discurso que sitúa al docente como aquel que no cotidiano.
Volviendo a nuestro primer ejemplo, un discurso que sitúa al docente como aquel que no sabe, como aquel que debe actualizarse porque no sabe, marca una diferencia con un discurso que lo considera como aquel que se actualiza con el afán de tener viva la necesidad de acompañar los cambios de los tiempos en que desarrolla su tarea. En un caso es situarlo desde el déficit, por lo que no puede, y en el otro es situarlo por lo que sí podría, por aquello por lo cual hay que seguir para adelante para poder acompañar los cambios de la época.
Entonces, situarnos frente a un discurso u otro, de una determinada manera o de otra, nos puede dar la ocasión de construirnos con una posición frente al encargo social de saber de qué se trata eso de atender a los niños pequeños en esta época y dar señales de esto. Tal vez es muy lineal el ejemplo que les estoy dando, pero quiero connotar la idea de que no es menor estar advertidos e cuáles son los discursos circulantes, porque hay versiones de los discursos con relación a la docencia y a la escuela, que hablan por ejemplo, de cierta desconfianza – todos la vivimos cotidianamente- .
Entonces, ¿qué hacer frente a esa desconfianza? Hay muchas posibllidades. una es construir una posición defensiva y abroquelarnos. Entonces, será «ellos y nosotros», lo cual nos deja en la misma lógica, la de la desconfianza. Distinto es ubicarnos en una posición de producción desde aquello que sí podemos hacer. Ni defensiva, ni al ataque, sino propositiva. Se perfilan asf tres alternativas posibles pa